Un mundo sin armas de fuego... Parte I

Nada me ha dado más argumentos, que consolidan lo que pienso y considero sensato, que este artículo que encontré en un foro publico. A David Kopel, autor del articulo, apenas le conozco solo he visto en su sitio web artículos relacionados a la segunda enmienda de la constitución de los EEUU y temas afines, el conocer su trabajo es lo de menos, sin embargo el articulo que les comentare es uno de los mas ponderados e iluminados que he leído en mi vida.

El desarme de civiles como solución a la violencia

Existen organizaciones que gastan millones o miles de billones de dólares en el mundo, con fines altruistas, sin duda nadie se atrevería a decir que su labor no sea encomiable, y mas aun, no sea de vital necesidad. Las tragedias causadas por la violencia del hombre se muestran en todas las facetas más desgarradoras e incomprensibles para cualquiera de nosotros. ¿Por que hay masacres y muertes inútiles, vidas truncadas a causa de heridas con armas de fuego?

La respuesta suele ser unánime:

son las armas de fuego las que disparan los proyectiles que ciegan vidas, destruyen cuerpos y postran personas en las miseria de la invalidez de por vida.

Se les atribuye un catalizador de conductas violentas en los humanos, así como origen de tragedias en los hogares, culpable de suicidios etc., instrumentos terribles cuya ferocidad y poder destructor es equiparable a la maldad del mismo Lucifer, ¿Que podemos hacer para detener esto? La respuesta común seria:

"....Que de una vez por todas los gobiernos del mundo entero prohíban, en sus ciudadanos las armas, y todos de una vez por todas viviremos en paz."

"Las armas solo deben estar en manos de quienes están debidamente capacitados", Suele ser la sentencia popular, cuando se hace referencia a las FFAA y Policía. En suma, es el estado a través de sus fuerzas de seguridad el único ente que puede poseer armas.

La misión del estado es proteger a sus ciudadanos y por tanto estos últimos no tienen razón alguna de poseer armas pues en sus manos "inexpertas" se convierten en instrumentos de caos de la tragedia, del envilecimiento de sus almas.

Entones apliquemos leyes que prohíban las armas!!

Imaginemos que al igual que el Reino Unido, Australia, se dicten leyes que proscriban las armas.

Indudablemente como cualquier ley, la cumplen todos los ciudadanos honestos, todos los legítimos propietarios, aquellos que tienen licencias, obedientemente entregarán sus armas. Sin embargo no todos los habitantes de un país son buenos ciudadanos, como en todo sitio, hay delincuentes que adquieren armas del mercado negro, personas comunes que al margen de la ley también adquieren armas para cacería, o tenerlas en casa.

No es necesario tener un agudo criterio para darse cuenta que los delincuentes sabrán que los ciudadanos que obedecieron la ley -tienen familia y empleo y por tanto jamás irían contra las leyes-, están desarmados, y es menester acopiar armas para asaltarlos sin resistencia alguna.

Una ley de prohibición por mas dura que sea, inexorablemente fracasará justo en el punto mas débil, en el individuo, que necesita satisfacer una necesidad, por tanto nace el mercado negro donde traficantes y autoridades corruptos lucrarán con mercancías prohibidas y consecuentemente las ganancias serian enormes. Kopel se refiere al narcotráfico como principal ejemplo, de leyes implacables, millonarias inversiones de lucha antinarcóticos, sin embargo todo es en vano, las drogas son cada vez mas asequibles a los consumidores en todo el mundo y sigue siendo el negocio mas rentable después del sexo como mercancía.

A pesar de una ley dura, el estado deberá mantener su sistema de defensa, con arsenales de armas, las cuales indudablemente también serian añadidas a la oferta, ya que no existe ley mas dura e implacable que sobreviva invicta, a la creatividad humana, siempre habrá forma de evadirla o burlarla y alguien que este dispuesto a pagar y otro dispuesto a recibir buen dinero.

La solución lógica seria recoger TODAS las armas de fuego, vaciar arsenales militares y fundirlas todas.........

Eliminar todo artefacto que se parezca a las armas de fuego.



No se puede destruir el conocimiento ni la ciencia

Es muy fácil fabricar un arma de fuego, así como fabricar pólvora ya que es un conocimiento de hace miles de años y cuya formula es asequible a todo el mundo, ¿recuerdan la escopeta de tubo de catre de la abuela?, ¿sí?, no es difícil imaginar cuantos artefactos se pueden fabricar, incluso se pueden hacer fusiles ametralladoras en cualquier taller de metal mecánica.

Kopel cita como ejemplo el gran fenómeno que se da en el Reino Unido que tiene una de las mas importantes industrias de replicas de armas de fuego , ciertamente ha proliferado de igual manera, la industria casera de armas, ya que son muy fáciles de hacer. En ese país existen cientos de talleres clandestinos que convierten a las armas de replica en armas de fuego funcionales. Esto es sencillo de explicar:

"El mercado es el que manda y se impone ante cualquier sociedad, donde hay demanda hay oferta y gente que busca, implanta y lucra con cualquier negocio".

También será una gran oportunidad para el mercado negro, pues al haberse eliminado todo tipo de armas en el mundo, la industria clandestina de metalmecánica se pondrá en marcha. Así, cualquier taller que tenga fresadoras y tornos CNC podría ser capaz de fabricar cualquier tipo de arma de fuego, desde rudimentarias escopetas hasta fusiles de asalto. Los principales compradores serían las mafias, organizaciones terroristas que fácilmente podrían amedrentar y masacrar ciudades enteras cuyas fuerzas del orden - en aras de la paz- han sido desarmadas.

En cuanto a los insumos para las municiones, como pólvora, latón, cobre, plomo y químicos, son de fácil obtención. El conocimiento y los procesos para fabricar pólvora negra y pólvora sin humo son comunes, y cualquier químico podría fabricar todo lo necesario para hacer detonar un cartucho.

El control de esta actividad seria casi imposible ya que además de luchar contra poderosas e ilícitas organizaciones capaces de corromper autoridades de alto nivel, haría falta además un despliegue mundial sin precedentes de tecnología que por lo menos permita detectar el tráfico.

Así mismo para detener el tráfico, hace falta el uso de la fuerza, por tanto las autoridades deberán utilizar armas para encarar enfrentamientos violentos contra los traficantes. Y necesariamente para intentar la posibilidad de brindar seguridad a poblaciones enteras desarmadas. En este punto, no es difícil imaginar un caos total en el todo el mundo.

El ideal de eliminar todo tipo de armas del planeta ha quedado sin ningún sustento que por lo menos justifique su eficacia en favor de la paz.